Era por fin la vida real, con mi corazón a salvo, y condenado
a morir de buen amor en la agonía feliz de cualquier día
después de mis cien años.
jueves, 30 de agosto de 2012
Ultimo capítulo.
Dulzona caricatura de jazz que el pianista extraía del piano, y después miró el rostro de ella, no el irreal reflejo en las losetas negras, sino el pálido y bello rostro real de ojos cafés el cual desapareció.
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